UN OÍDO ESPECIAL
APÓSTOL DOCTOR JOSÉ LUIS DE JESÚS MIRANDA JESUCRISTO HOMBRE
9 de enero de 2013
El tema de hoy es: “UN OÍDO ESPECIAL”.
El oído de las ovejas. Los lobos tienen oídos, pero no escuchan la voz del Pastor. Pero, si usted tiene oídos, usted va a entender lo que el Espíritu le dice.
Ayer yo estuve mirando un programa de filósofos y muy interesante -fue en la mañana- y entonces, estaban enseñando cómo tú leer un libro y sacarle provecho a ese libro. Por ejemplo, yo siempre he sido fatal leyendo libros. Yo nunca pude terminar un libro en mi vida -aunque fuera así chiquito-, me aburría a mitad. Entonces, yo tenía un desorden emocional, que cuando leía el primer capítulo e iba para el segundo se me olvidaba el primero. Posiblemente, usted se identifique con eso, no se sienta mal, porque habemos de todo.
Pues, cuando uno tiene una niñez de mucha turbulencia, pues el niño tiene tendencia a no aprender con más destreza o como debiera aprender. Entonces, yo siempre noté que yo no podía leer. Naturalmente, la mente que tiene sabiduría dice -qué bueno, porque si llego quizás a ser más inteligente, no hubiera entendido esta sabiduría.
O sea, que Dios prepara los vasos ya de antemano. Por eso, usted no puede vivir en complejos, ni criticarse, ni sufrir por lo que no pudo hacer –que si yo hubiera hecho esto, que si mi papá me hubiera hecho esto-, y no se pudo y te metes en complejos. Ya no estás consolado. Tú tienes que dar gracias por todo en tu vida.
Sí, porque si caes en la trampa del -pude haber hecho y no hice-, ahí ya estás liquidado, porque eso ya pasó y tú no puedes regresar los días que pasaron. Entonces, tú tienes que buscarte la locura que nosotros damos aquí, que es que todo obra para bien, eso es una locura.
-Qué fácil, apóstol. Aquí se resuelve todo, evitamos las cosas, somos unos irresponsables, porque todo obra para bien.
No. Así dice la gente por allá. No. Dios tiene sus escogidos Fíjate, que tú estés aquí, nada más, debes darte un aplauso bien grande. (Aplausos)
Porque mira, hay gente que no puede estar aquí. Tú vez alguna silla vacías aquí. ¿Verdad, que hay algunas vacías? Claro. Y, sin embargo, hay unas sinagogas que no saben ni sumar dos más dos -yo no me lo explico- y están llenitas. Porque son gente -como Pablo las llamó- perros, religiosos, gente que no piensa. Y, entonces, donde quiera que ven una cruz, ahí se meten.
-No, eso es una iglesia y eso es bueno para mis hijos y para el futuro mío-, y ahí se meten. Y no saben a dónde se están metiendo, imagínate. Si no tienen sabiduría.
Entonces, yo estaba oyendo a esos filósofos y en verdad que saben. Ellos saben porque estaban dando unos cortes, porque usted sabe que el conocimiento es conocimiento en cualquier materia que usted se meta. Y, entonces, conforme al maestro y a la persona que te enseña, tú puedes desarrollar destrezas en lo que tú desarrolles. Y, entonces, yo vi que era interesante. Ah, y esos filósofos leen todos los libros que aparecen en el mercado, especialmente los de reputación. Cualquier escritor nuevo por ahí, ellos tienen lucha con esos libritos. Pero, si el hombre ya tiene un historial en literatura y tiene un doctorado en literatura y sabe escribir, y sabe componer el ‘epic’ (la narrativa, la epopeya) ese que le dan para que sea interesante, ellos cogen ese libros, sea en ingles o en cualquier idioma, lo leen porque de ahí ellos desarrollan su filosofía.
Y, entonces yo oí una vocecita que me dijo -¿y, por qué no pueden leer un librito tuyo, que eso lo leen en media hora?
Ahí no pueden desarrollarse. Y, ¿saben por qué? Porque el conocimiento que se registra aquí en este ministerio, es un conocimiento que sólo un género, una raza que venía, puede escucharlo.
Bueno, fíjate, él dice -mis ovejas oyen mi voz y la voz del enemigo no pueden escuchar- es un don. Bueno es el don de creer, dice -habiendo creído en él- y después te dice -esto no es de vosotros es don de Dios-. Tú tienes un don de creer lo que es la verdad.
Ah, y si esta fuera la mentira, porque ellos no pueden venir acá y decir –mira, esto es mentira-. Porque es que ellos no pueden ni entender. La mentira nuestra que ellos dicen que es mentira, ellos no saben cómo decir que es mentira. Mira qué complicada está la cosa. -O sea, esto es mentira. Ok, pues, enséñame dónde está la mentira. -No puedo.
Mira, esto a mí me tiene, como dicen por ahí “patidifuso”. Yo digo: -¡Ummm! O sea, estamos en mentira, ellos no pueden decir dónde es que está la mentira, pero ellos tampoco saben si tienen ellos la verdad-. Yo te digo, esto está…
Vamos a ver Primera carta a los Corintios, capítulo 2, el verso 12; para ver de qué estamos hablando.
“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo,…”
Cuando dice “espíritu” es enseñanza, porque al leer la otra parte del otro espíritu te dice “para enseñarnos lo que Dios nos ha concedido”. Así que está hablando de dos espíritus. Mira dice:
“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para, qué, para qué, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.”
O sea, esos son dos espíritus que enseñan: uno es el del mundo y el otro es el de Dios, que te enseña qué, lo que Dios qué, lo que Dios nos ha concedido.
Entonces, ¿cuál es el propósito de ese espíritu? Que tú sepas lo que Dios qué, lo que Dios te ha concedido.
Ahora, si tú recibes el espíritu del mundo, y el espíritu del mundo no son demonios con tarros así, no, está hablando de espíritu de enseñanza. El espíritu del mundo es el espíritu de la lógica que tienen los pastores de hoy, que ellos logiquean con la misma palabra de Dios. Y te dicen: -Ojo por ojo, diente por diente; tú la tienes que pagar, si pecas te pierdes, que el diablo te lleva. Te suceden mil cosas.
Con el espíritu del mundo ellos no pueden entender, no pueden dividir, no pueden trazar lo que es la verdad.
Y eso es un espíritu, que si ves el capítulo 1, verso 21, mira lo que dice.
Esto es para el que tenga entendimiento que puede oír, oiga. Esto es un centro de educación, esto no es para que usted venga ahí -déjame ver qué dijo el sermón-.
¡Estos no son sermones! Tú sabes esa gente que va a la iglesia los domingos para entretener la mente, para darle un sobo a su conciencia -fui a la iglesia, me estoy portando bien-. No estamos hablando de eso aquí.
Sí, porque hay gente que va a la iglesia para decir -oye, le demostré a mi familia que fui a la iglesia. Estoy dándoles buen ejemplo a mis niños que fui a la iglesia-.
Eso aquí se te cae. Al contrario, los niños te descubren y dicen: -Tú, tú lo que eres es un hipócrita-. Aquí los niños piensan, por eso se les conoce como la “Súper Raza”.
Mire, yo estaba oyendo a Telegracia ayer y de momento le preguntaron a un niño -¿cuáles son los tres tipos de poder que existen? Y yo dije: -¿Tres tipos de poder? Yo dije: -Espérate que se me olvidó a mí. Espérate.
O sea, que eso lo enseñé yo y ahora ese niño me está enseñando a mí. Entonces el niño dijo: -Bueno, está el poder de los gobiernos, que es un poder político, que es un poder… ¡El niño…! Ah, número uno.
-Está el poder engañoso, que lo envía Dios.
Mira, lo dice la Biblia, dice que es un poder que Dios lo envía para que crean a la mentira. Y entonces, está el tercer poder -que es el poder del evangelio-, porque no me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios.
Te das cuenta, tú no te lo sabías eso tampoco, yo te lo estoy recordando. ¡A ti ya se te olvidó!
Entonces, esta sabiduría, fíjate lo que dice Primera carta a los Corintios, capítulo 1, verso 21.
“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura, de qué, de la predicación.”
Esa locura es la sabiduría de la que nosotros estamos hablando: La locura de la predicación.
Por eso es que el filósofo que llega aquí y tiene mucha educación, entra en dificultad en seguida, tú no vez que él posee una sabiduría que concuerda con las cosas de este mundo. Que, “it make sense”, tiene sentido, porque él no se atreve a ir a la oficina a hablar una locura de las nuestras. Y entonces, a él le causa dificultad en su mente, porque son mentes laboratorios. Entonces, se avergüenzan en público de decir: -Mira, lo que sucede que cuando el diablo fue destruido, a mí se me imputó la justicia de Dios y yo, con una sola ofrenda, estoy perfecto para siempre.
Eso en este mundo no cabe.
-Ah, y que yo tengo un ángel que cuida mi vida, porque a mí me fue asignado un ángel, y a través de la lengua mía, de la confesión, yo activo el servicio angelical de la cobertura que yo poseo.
Y entonces, tú dices eso en la oficina, mira inmediatamente dicen: -No lo inviten a la fiesta. ¡Margínalo!
Pero, a los que nos gusta esta locura, no tenemos dificultad. Ja, ja! ¡Ay Padre!
Es que esto es una forma de interpretación no antes divulgada, conocida sí, pero propagada no. Pablo la conoció para escribirla, e inmediatamente Pablo la escribió, todo el mundo a su lado se colgó. Dice: -Todos me abandonaron. Porque no estaba para aquella época entenderse, sino que Pablo la escribió y él mismo dice: -Después de mi partida vienen lobos rapaces, que son estos filósofos y doctores y gente muy decente en la sociedad. No mal entiendas el término “lobo rapaz”, como que es un lobo con dientes, porque ese es el problema que hay en el idioma figurativo bíblico. Como “la bestia”, la bestia es un hombre quizás guapo, elegante, digo… (Aplausos).
No, no, yo no estaba hablando de mí, ¡Aaah!... (Aplausos).
Me van a poner rojo. Bueno, no tan guapo, pero pasable. Para arreglar eso ahora es un problema, jajaja. Ah, me pusieron rojo ahora. -¿Estoy rojo, Lisbeth? ¿Un poquito?
Entonces, Apocalipsis 17:9.
“Esto, para la mente…”
Diga: MENTE.
“…que tenga sabiduría:…”
¿Para la mente que qué? ¿Y si la mente no tiene sabiduría?
Vamos inmediatamente, porque no quiero meterme en esos montes ahí, porque eso está alrededor de Roma y pueden estorbar los doce aviones…
Vamos a Primera carta a los Corintios, capítulo 2, verso 14 en adelante.
“Pero el hombre natural no persibe las cosas que son del Espíritu de Dios,…”
Oye. Y, esta sociedad está llena de hombres naturales.
¿Tú sabes cómo dice la versión antigua? Esta está revisada por el lenguaje, volvemos a lo mismo, pero la antigua dice: “Pero el hombre bestial, el hombre animal...” Así dice. ¿No es así? ¿Verdad que lo dice? ¿La tuya dice así? Mira ahí está.
“…el hombre animal no percibe las cosas del Espíritu de Dios,…”
¿Por qué?
“…porque para él son locura…”
Lo que debiera ser una buena locura, en él es al revés. Para él son locura y dice: -No, no, eso no puede ser así.
“…y no las puede entender, porque se han de discernir, qué, espiritualmente.
En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie”.
Que es lo que yo vengo haciendo aquí. Yo vengo juzgando a la gente. Hoy cogí millares, millones de personas y los juzgué por dos mil años. Y dije que estaban mal, que tenían el espíritu del mundo y que por eso no pudieron entender.
“Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo.”
¿Tenemos qué?
¿Y qué dice Apocalipsis 17: 9? “Esto, para la mente que tiene sabiduría:…” (Aplausos).
Por eso, esta mente que estamos hablando es un ‘chip’ que a ti te añadieron. Es un ‘chip’ que tú tienes ahí metido, que eso lo metió Papá Dios. Y eres bienaventurado si lo tienes. Ah, y cuando yo te hablo, tú me crees de inmediato, es más, tú ni verificas. Que tú estás supuesto a cotejar -espérate, a ver si me está diciendo la verdad-. Y ya tú estás tan convencido, que es el mismo espíritu, que yo lo habló y tú dices -así es-. (Aplausos)
Por eso es que la prensa dice: -Es peligroso, porque el hombre habla y dicen que sí enseguida. ¿Y si se los lleva para el ‘líquido’, para el ‘caldito’? ¿Y si se los lleva en un asesinato en masa?
Porque ellos piensan así. Pero ¿por qué piensan así? Porque ellos no tienen la mente de Cristo, no tienen el conocimiento.
Fíjate cómo Pablo se lo presentó a Timoteo. Primera carta a los Corintios capítulo 4 verso 17.
“Por esto mismo os he envido a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, oye esto, de la manera que enseño.”
Eso es una manera.
Tú sabes que yo siempre me preguntaba, si yo no tengo estudio y yo no tengo mucho conocimiento y no puedo ni estudiar, ni leer un libro, no tengo la capacidad, no fui formado así, ¿por qué yo he desarrollado una forma de enseñanza que convence a tantos millones de personas?
Pero es la forma de enseñanza, porque yo veo -mundialmente -cuando escriben en los correítos esos que llegan: -En el mejor día de tu vida-, esos son términos nuestros. -Ordenando nuestros pensamientos…- términos nuestros. -Celebrando la muerte de la muerte…
Imagínate, eso lo coge alguien -¿celebrando la muerte de la muerte?-, y eso para ti es una locura rica.
Entonces, hay una forma de enseñanza y esa forma de enseñanza es un fundamento, un espíritu, un evangelio, un proceder.
Mira cómo sigue diciendo Pablo ahí. Dice que es poder también -esa forma de enseñanza-. Volvemos al mismo verso, verso 18.
“Más algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros.”
O sea que le cambiaron la forma de enseñanza.
“Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. Porque el reino de Dios no consiste, en filosofías, en palabras, vacías, sino en qué, en poder.”
Porque mira, las palabras son palabras, pero hay unas palabras que tienen una forma de enseñanza que es diferente a las demás palabras.
Yo siempre he hablado aquí de la unidad del Espíritu. Porque la unidad del Espíritu es mantener esa mente así. Tú y yo tenemos que proteger que la mente no se salga de ahí, porque esa es la unidad.
Mira lo que dice Efesios capítulo 4 verso 1 al 3. Cómo tú tienes que guardar, tienes que ayudarme a esto.
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad, y qué, y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor; solícitos en guardar la unidad de, JH…”
Si tú no guardas eso, se nos cae todo al piso.
Mira, verso 4.
“…un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, no tres, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.”
Yo siempre les he hablado a ustedes aquí de los ejemplos de las hamburguesas, y no voy a mencionar la gente que venden ‘hamburgers’ o hamburguesas en Estados Unidos, porque les estoy dando una promoción gratis -a menos que me envíen mil hamburger para acá ahora, que paguen con eso-.
Igual, las bebidas. Tengo que mencionar las colas. Hay muchas colas ¿verdad? Pepsi-cola, Coca-cola, hay muchas.
Usted sabe las peleas de familia que ha habido en esas corporaciones para mantener ese líquido con la misma soda, porque como son familia y tú sabes que en la familia siempre hay alguien que se cree que se las sabe todas. -Bueno, si hemos logrado esto, vamos a cambiarle este sellito aquí, vamos a ponerle esto acá…
Y entonces, los más ancianos de la familia dicen: -Mira, hasta aquí este producto ha vendido, no vengamos con cosas nuevas, que se nos puede caer el kiosco.
Y entonces, a veces tienen que ir a votación, mayoría, hasta que votaron 6 contra 2 ó 6 contra 1 y el que dio la idea se fue atribulado del lugar. -Ustedes aquí se creen que se las saben todas, ustedes son unos viejos, yo soy un hombre joven, la juventud ha cambiado… -Sí, estamos viejitos pero esto todavía produce millones y no vamos a arriesgar que por tu juventud, tú me cambies la Coca-Cola y me le metas un sabor a caramelo.
Y usted sabe cuántas franquicias le quitan a esas hamburguesas. Hay gente que viaja, yo se los dije en un ejemplo a ustedes, porque yo viajé con un muchacho que tenía como 6 millones de millas, jovencito y con tantos millones de millas. Yo tengo 3 millones de millas y llevo años viajando. Pero, este es un muchacho joven.
Y le dije: -¿Y cómo tú viajas tanto? -Bueno, yo tengo que estar metido en todo Centro y Sur América donde están las cadenas de hamburger éstas conocidas. Me envían, porque esa franquicia si cambian el papel, si cambian el sorbeto, si cambian la calidad de la carne, si cambian el queso, cualquier cosa de eso puede permitir que le quiten la franquicia y se le va el negocio abajo al tipo.
Hay que mantener la unidad, cueste lo que cueste.
Mira yo he tenido que luchar aquí para mantener esa unidad, porque a veces se meten espíritus, se meten enseñanzas, se meten cosas, que a mí me duele. Mire, yo a veces no puedo hablar claro por la prensa, porque usted sabe que a nosotros nos están vigilando. Entonces, yo a veces tengo que estar suavizando las cosas, para no decir la realidad de qué es lo que pasó.
De aquí se han ido algunos. ¿Y por qué? Porque hay que velar por la unidad. Porque hasta aquí, este es el Evangelio que nadie había predicado en dos mil años. Y el que se meta, a mí no me importa quién sea, el que se meta contra esto, lo corto por la mitad, porque no se puede. (Aplausos).
Imagínate, yo tengo que proteger el manicomio. Si tú me sanas a los locos, me quedo sin trabajo. No dice -que somos salvos por la locura de la predicación-, pues yo tengo que predicar locura aquí.
Entonces, ¿dónde se habla de locos? En los manicomios. Y con los locos no se pasa mucho trabajo, no hace falta mucho personal porque están locos.
¿Te acuerdas del ejemplo del manicomio que tenía como 1500 presos y había un personal como de 3 personas? Y les dijeron: Oye, pero un personal tan bajito para la unidad del manicomio, digo a parte de los enfermeros y las cosas. Pero, ¿en las oficinas? Y dicen: -No, si aquí no hace falta mucha gente. -¿Pero, tan pocos? ¿Y, si esos locos se unen? -Los locos nunca se unen. Están locos. A los locos, tú los mantienes sencillamente ahí, porque están locos.
Y entonces, este ministerio representa la locura de Dios, y entonces hay que guardar esa locura, porque esa locura es la que te da reposo y te da paz y te da herencia. (Aplausos).
Imagínate, que esa locura, cuando a mí me dicen: -Mire, que dicen por ahí, que usted no va a morir. -Yo si me quedo mucho tiempo aquí, se muere cualquiera, porque esta carne… Lo que eso trata de decir es que la inmortalidad, cuando esto mortal se vista de inmortalidad…
-Pero, ¿y qué es eso? -Bueno, eso es lo que predican ellos. Todos los cristinos por ahí que dicen que son cristianos, dicen que un día eso sucederá. Lo único que ellos están esperando es que Cristo venga volando en una nube y se los lleva, yo no sé para dónde. Y entonces nosotros creemos lo que dice la Biblia -que para entender la venida del Señor, la segunda tienes que entender la primera; la primera vino, cómo, enseñando.
-No, que él vino en un pesebre. -Mira, allí lo importante no fue el pesebre, ni el tiempo que pasó con María. Allí lo importante fue cuando la paloma dice: Este es mi Hijo amado, y allí comenzó el ministerio.
Y allí el ministerio comenzó. ¿Y, cómo comenzó? Mira, enseñando: “Es necesario que como Jonás estuvo en el vientre de la ballena, yo también…-y así, enseñando. ¿Para qué? Para vencer la muerte.
Pues, entonces, ¿cómo tú ibas a entender la segunda venida? Tenía que aparecerse alguien enseñando lo que estamos hablando aquí.
Y ESO TÚ TIENES QUE PROTEGERLO.
¡Bendecidos con toda bendición! ¡Qué locos son ustedes! Están bien loquitos. (Aplausos).
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