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“EVIDENCIAS DE LA VENIDA DEL SEÑOR”

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“EVIDENCIAS DE LA VENIDA DEL SEÑOR”

 

APÓSTOL JOSÉ LUIS DE JESÚS MIRANDA

JESUCRISTO HOMBRE

 

30 de enero de 2013

 

 

Bueno, entonces el tema de hoy es: Las Evidencias de la Venida del Señor.

 

Usted sabe que –proféticamente-, ya toda la teología y los eventos futuros, -esos que yo venía leyendo treinta años atrás, yo leía esos libros “Eventos del futuro”- y toda esa teología han dicho que ya se cumplió el tiempo de que el Señor venga, pero no lo ven. O sea, no han visto eso, pero ellos dicen -tiene que haber llegado-.

 

De hecho, aquí vino un rabino, un muchacho judío, que sabe que el mesías ya llegó. Y entonces, oyó a Sol 95 (Emisora de radio) decir que aquí estaba Jesucristo y entonces él vino y estuvimos como una hora sentados con él.

 

-Mira, yo necesito saludarlo, necesito tocarlo, necesito verlo porque es que él tiene que estar en algún lado y yo vengo viajando por todas partes del mundo y no lo encuentro. Entonces, como me dijeron que es aquí, vine a ver si es aquí.

 

Quiere decir, que todas las evidencias indican que el Señor ya tiene que haber llegado.

 

El problema es que ellos están esperando que venga en las nubes. Ellos están esperando un evento místico, donde todo el mundo lo ve llegar y bueno y se forma un caos. Pero entonces, si es así, entonces no puede llegar como ladrón en la noche y Pablo dice que la primera aparición es como ladrón, el viene escondido. El ladrón se esconde para robarte, ¿verdad que sí?

 

Entonces, las evidencias es que el viene con un cuerpo físico, como el tuyo o como el mío. Tiene que venir así, porque para caminar y habitar y hablar y predicar, pues tiene que venir en un cuerpo.

 

Ahora, ese cuerpo -yo le digo a la gente que se burla de mí, que me llaman blasfemo por yo aceptar que yo soy Jesucristo Hombre-, yo le digo:

 – Pues, mira, ok, no soy yo. Para ti no soy yo, pues búscalo en tu iglesia que quizás ya está allí.

¿Verdad? Porque ya está supuesto a estar, como ladrón ya está, está escondido.

 

Pues, yo les digo a los bautistas -búsquenlo en sus iglesias, quizás ya está allá-.

 

O, a las iglesias grandes de aquí en Miami -búsquenlo ahí, porque él tiene que haber llegado, como yo no soy, pues tiene que estar por allá.

 

O, búsquenlo en los mormones quizás es que está metido entre los mormones.

 

O, está entre los católicos, o está entre los Testigos de Jehová, o  los adventistas.

 

Para ellos, yo estoy hablando con un público que me está viendo por internet, que ellos piensan que yo cometo una blasfemia con decir que yo soy Jesucristo Hombre, porque ustedes también aceptan que yo soy Jesucristo Hombre. (Aplausos)

 

Y, me dan mucha lástima los débiles en la fe que hemos tenido que se nos han ido por eso. Los que se han ido de aquí, yo les digo -vayan a buscarlo allá  a donde se fueron-.

 

Ahora, tiene que ver unas evidencias, porque Pablo dice que cuando él viniera, él le llama “la predicación de Jesucristo”; o sea, que Jesucristo vendría a predicar. Cristo nunca predicó en los días de su carne, él hablaba en parábolas, hablaba historias, daba consejos, a veces reprendía a los fariseos, pero en si él no hizo unas doctrinas básicas.

 

Entonces, para consuelo -no sólo tuyo, para consuelo mío-, pues Dios me da estos consejitos apostólicos, estas orejitas, para uno fortalecer las cosas que uno dice que cree.

 

Por ejemplo, vamos a ver en Romanos capítulo 2 verso 16, cosas que tú necesitas para cuando te confronten –mira, ¿cómo tú puedes creer que él es Jesucristo Hombre?

 –Bueno, mira, veamos, vamos a ponernos de acuerdo, él tiene ya que haber llegado como ladrón, porque es la aparición, ahora, la venida es diferente.

 

La aparición es como ladrón, ahora, la venida, viene con todos los Santos y seremos arrebatados juntamente con él en el aire. Y, aire significa ambiente, no es aire por allá arriba, porque entonces no vas a poder verlo. Y, es a buscar a los que le esperan, a los que ya están resucitados, ya están muerto en Cristo, pues tienen que arrebatarlos, juntamente, con los que viven en la nube.

Entonces, qué pasa, que está la primera aparición y está la venida. Ahora en la avenida, ahí ya con cuerpos glorificados, pero la aparición es lo primero y tiene que ser una manifestación visible para poder predicar.

 

Por ejemplo, vamos a ver a Romanos 2:16. Dice:

 

“En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos  de los hombres, conforme a mi evangelio”.

 

Quiere decir, que venía un día donde Dios iba a juzgar a los vivos -porque para tener secretos, “los secretos de los hombres”- tienen que estar en la tierra, para juzgar eso.

 

Quiere decir, que esa manifestación de la aparición de Jesucristo Hombre, tienen que venir con el evangelio de la incircuncisión, no con la circuncisión, porque Pablo dice ahí, mira veamos el verso es bien importante.   

 

“En el día, Pablo esperaba un día,  en que Dios juzgará por Jesucristo

los secretos de  los hombres, conforme, a qué, a mi evangelio”.

 

Cuando él dice “a mi evangelio”, tú sabes que él mismo dice -que a mí me fue encomendado el evangelio de la incircuncisión-.

 

Quiere decir, que esa manifestación que viene de Jesucristo, tú te tienes que buscar a un hombre y donde lo encuentres quédate, no te quedes aquí. Quédate donde tú encuentres un hombre que está juzgando a la iglesia conforme al evangelio de la Incircuncisión. Y, ahí no tienes problemas. (Aplausos)

 

Oye, eso es para tu tranquilidad, para que no te pongas nervioso -oye será esto falso-. Porque se han ido algunos y esa gente te puede poner a pensar a ti –caramba, por qué se fue fulano, si era una persona que estuvo aquí años y ahora, porque dicen que el apóstol es Jesucristo Hombre se asustó y se fue-. Eso te puede traer temor a ti y tú también, de momento tienden a decir -y si esto es falso-. Tú puedes decir eso.

 

Entonces, estas evidencias que yo te doy son para que el sustito lo pases poco a poco, porque Pablo advirtió que venían unos momentos en la historia donde se iba a predicar el evangelio de la Incircuncisión y entonces, con eso pues tú te alientas.

 

Vamos a ver ahora a Segunda carta del apóstol Pablo los Corintios capítulos 6:16 al 18.

Vamos a ver esa otra evidencia, porque son las evidencias que nosotros tenemos para fortalecer a los que dudan.

 

“¿Y qué acuerdo hay entre Dios y los ídolos?

Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:

Habitaré y andaré entre qué, entre ellos…”

 

Para habitar y andar se necesita estar en carne, no puede ser la segunda manifestación con cuerpo glorificado para habitar y estar entre ellos.

 

Dice:

 

“… y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

Por lo cual, salid del medio de ellos…”

 

Cualquier iglesia que tú sepas que alguien está, debe salir de ahí. A menos que Jesucristo Hombre esté allá.

     

“…salid del medio de ellos, y apartaos dice el Señor

y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré…”

 

Y, ¿qué es lo inmundo? Las blasfemias que se cometen en las iglesias llamándoles pecadores a la gente. Eso es una inmundicia. Prohibiéndole situaciones y sacramentos y aceites, todo eso es inmundo, todas esas porquerías que hacen los evangélicos y todos esos bautismos en agua, lavando a gente sucia, trapos sucios y que para limpiarlos de los pecados. Paños y ceremonias eso es inmundo.

 

Pues dice:

 

“…salid de en medio de ellos…, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré…”

 

Y, fíjate lo que dice:

 

“Y seré para vosotros por Padre,…”

 

¿Tú tienes memoria cuando Jesucristo -en los días de su carne- dijo “a nadie llames padre”? Ah, te recuerdas que él dijo -a nadie llaméis padre, porque hay un solo padre en los cielos.

 

Entonces, Pablo se atrevió a llamarse padre, porque engendraba con el evangelio. Lo que pasa es que él se quedo sin hijos, porque nadie creyó en él. Quiere decir que venía un tercer padre.

 

Y, entonces, ese padre dice:

 

“Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas,

dice el Señor Todopoderoso.”

 

Ahora fíjate, hay algo curioso y es que hace poco yo estuve en un lugar donde un pastor preguntó: -Oye, ¿y, por qué ustedes le dicen a él, padre? ¿Y, papi, papá, papito?

 

Imagínate, pero eso le llamó la atención a él, porque él nunca había visto eso en su vida, que le llamaran a alguien así.

 

Y así, y entonces,  hubo uno en Colombia que me dijo: -Oye y ¿cuántos hijos tú tienes? jajaja

Y yo le dije -son muchos, son muchos-, jeje.

 

Pero, fíjate que esa manifestación, por ejemplo, a mí siempre me llamó la atención que hace años, pero antes que ustedes me llamaran padre, antes que el ministerio comenzara a llamarme padre, yo notaba que mi padre me decía a mí: Papi, ¿cuándo me puedes llevar a Puerto Rico?

-Oye, ¿por qué me llama papi?

 

Fíjate, ese es un testimonio para mí. Yo soy la única persona que él le dice –papi-, o sea mi papá, me dice a mí, papi.

 

Y entonces, quiere decir que en esa manifestación, como tú puedes entender, dice que el andará y habitará entre ellos, así que tiene que ser un hombre.

 

Yo le decía a un joven: -Mira, ok, yo no soy Jesucristo Hombre, está bien. Para ti no lo soy.

-Es que tú estás confundido. Tú estás poseído por demonios. Tú estás engañado. Pídele a Dios que te alumbre para que te arrepientas.

 

Entonces, yo le dije a este joven: -Mira, cuando una persona está engañada, está engañada. ¿Cómo va a pedir ser libre de algo que él piensa que es la verdad?

-Pues, claro. Pero, tú no te das cuenta que tú mismo lo estás diciendo que estás engañado.

-Ok, pues si yo estoy engañado -conforme a como tú piensas-, pues yo me creo que tengo la verdad. Por lo tanto, cómo yo le voy a pedir a Dios que me revele la verdad. si yo me siento que estoy en la verdad.

 

¿Verdad? Cuando tú tratas de convencer a un joven de que esa joven no te conviene, que ese muchacho no te conviene, esa niña no te conviene, si él está enamorado te va a decir: -Olvídate de eso chico, a mí me conviene-, porque es que el está convencido de que eso es. Tú estás viendo otras cosas que él no ve.

 

Y entonces, yo le decía al joven: -Mira, tranquilo, no te asustes. Yo no estoy asustado. ¿Ves la calma y el temple que tengo para hablar contigo? Si yo no soy, pues búscalo en tu iglesia que quizás tu pastor es. Ahora, si es tu pastor, no te puede estar predicando diablo, porque el diablo fue destruido. Ah, perdóname, y si predica que el pecado todavía está en pie, entonces, tampoco es, porque el que venía, venía sin relación con qué, con el pecado.

 

O sea, que las evidencias que nosotros tenemos no paren más. Digo, tienen que haber evidencias para uno poder basar lo que uno cree y lo que uno enseña.

 

Entonces, actualmente hay un caos, las fechas comenzaron en el 1985, luego dijeron que por el calendario judío en el 91, entonces luego dijeron -bueno quizás es en el 2000-.

 

En el 2000 muchos creyentes -atienda bien, esta es una información que le estoy dando, porque yo leo y yo en los aviones leo y estoy al tanto y veo televisión yo veo los programas de ellos, usted no los ve pero yo los veo porque a mí me gusta enterarme de adonde ellos están basados y cada vez los disparates que dicen les confunden más-, pero en el año 2000 en Israel, oiga esto, en Israel, donde hay en este momento ese caos de peleas, en el año 2000 hubo una series de suicidios, de cristianos que creían que Cristo se iba a parecer en Israel. Vendieron sus propiedades, se mudaron a Israel para estar cerquita de Jesús. Y, fue una decepción, porque ellos estaban mirando mira, mirando hacia el cielo, ellos se quedaron mirando el cielo y esperando un cambio -qué pasa-, y miraban su cuerpo y se quedaron ahí decepcionados.

 

Porque, fíjate lo que dice Romanos 16:25.

 

“Y al que puede confirmaros según mi evangelio…”

 

 Fíjate lo que dice Pablo, Pablo sabía que venía uno que te podía confirmar según su evangelio de la Incircuncisión.

 

“…y la predicación de Jesucristo…”

 

O sea, que el que iba a predicar era Jesucristo mismo.

 

Y, ¿cuándo tú viste a Cristo predicando en los días de su carne? Como te dije anteriormente. Él nunca predicó.

Él vino para morir por el pecado -en esa primera manifestación-, y entonces, murió por los pecados. Y luego de ahí dice -y vendrá por segunda vez sin relación con el pecado-.

 

Entonces, las evidencias, porque las confrontaciones que me hacen a mí son dolorosas, porque son personas que a uno no le da tiempo de explicarle las cosas que uno cree. En ese momento es un momento de discusión o un momento de señalamiento, y entonces ellos se burlan diciendo –oye, cómo tú te atreves cometer una blasfemia en decir que tú eres Jesucristo Hombre-.

 

Mira, yo me quedo y yo digo –ufff, fíjate, no puedo explicarte.

-¿Pero, hasta donde tú has llegado?

 

Tú sabes que es doloroso para mí, porque me siento confrontado con cosas que no le puedo aclarar de momento, porque tengo que buscar una Biblia. Si tú te los encuentras en un lugar, en un Centro Comercial, entonces no te da tiempo de buscar una Biblia, entonces de momento, te sientes así como con deseo de decirles –pues, mira, sigue pensando lo que tú quieras-, entonces, te vas con la burla.

 

Lo único que me consuela a mí es que Jesucristo, en los días de su carne, dijo -cuando veas uno de los días del Hijo del Hombre dirás, porque se burlarán de él-. Y, qué peor burla, que te digan algo que tú no puedes explicar.

 

Entonces, yo lo que hago es que, pues, yo no veo a nadie. Me paso encerrado todo el tiempo, yo sólo salgo así a lugares así a predicar y llego a los sitios y bueno es que no dan deseos de salir, prefiero estar en mi casa casi siempre. Sin embargo, no todo es negativo.

 

Una vez a Jesús -en los días de su carne- se estaban burlando de él, porque dijeron: -¿Cómo tú te atreves a decir que tú eres hijo de Dios? Este es el hijo de María y de José el carpintero, el de la esquina, el del callejón este, él y que diciendo que es hijo de Dios.

 

Y, entonces, pues Jesús se sentía confrontado y les dijo: -Bueno, mira, yo sé que es difícil, yo decirles quién yo soy, pero si ustedes no quieren creer en mí, entonces crean en los milagros y en las cosas que yo estoy haciendo, en las obras, porque del Mesías decían que iba a suceder estas cosas. Y yo las tengo cumplidas alrededor mío.

 

Yo estoy en la misma situación, cuando me dicen: ¿Tú eres Jesucristo Hombre?

 

Yo digo, -pues, si no quieren creer en mí, crean en 30 a más naciones en que estamos y el milagro es que todos hablan lo mismito. (Aplausos)

 

Ah y otro milagro -que la carne no la soporta- es que todos los hombres de esas iglesias se sienten contentos con llegar, administrar, recoger la siembra, hacer, trabajar para la iglesia y decir, ahora su pastor- y presentan la imagen. Eso es bien difícil, porque cuando la persona tiene vientre dice –qué imagen, yo lo que quiero es que me vean a mí-. Sí, porque él quiere figurar, él quiere exponer sus retoricas, quiere exponer lo bien que el habla y expone las cosas, porque eso es natural en los hombres.

 

En los pastores, en todas las iglesias del mundo quien figura es un hombre, un líder. Y, entonces hay comparaciones -a mí me gusta más el pastor de allá, porque se expresa con más voz, o me gusta aquel pastor, porque es así, es más carismático-, pero aquí nadie figura, quien figura es una imagen.

 

Ahora, ellos dicen -a mí me gustaría predicar-, porque eso es verdad, a uno le gusta exponer esta revelación porque esto es lindísimo. Es un gozo poder expresar la palabra a cualquiera. Pero ellos dicen –pero, si la amada se beneficia con que la imagen la reciban, pues mira, nosotros nos hacemos a un lado-.

 

Eso nunca se había logrado, porque tú sabes lo que es tanto hombre negarse. Pero, hay un misterio en eso, no sólo que se habla lo mismo, pero hay otro misterio en que, es una iglesia con un pastor. Porque dice que Cristo murió por la iglesia, no por las, es por una iglesia que él murió. Pero, entonces de la única forma que puede ser una iglesia es si un pastor está, porque cuando son dos iglesias es cuando hay un pastor aquí y un pastor acá, hay dos iglesias.

 

Ahora, si la misma persona habla en todas las iglesias, entonces es una iglesia no son muchas iglesias, porque es una misma persona hablando. Y, eso es un misterio que nunca se había logrado en toda la historia de la iglesia. (Aplausos).

 

Pero, a esto que hemos llegado, hermanos, me siento muy cimentado en lo que estamos haciendo. Muchas personas piensan que yo hago esto ciegamente, buscando la atracción personal, o buscando un egocentrismo mío y es al contrario -los que ustedes me conocen cerca saben-, que yo no estoy buscando eso, yo no tengo la necesidad de eso. Yo pienso que yo soy una persona realizada y qué más iglesia que todas las que hemos alcanzado en el mundo.

 

Es más fácil no decir lo que yo digo, porque eso lo que trae es persecución. O sea, si yo fuera un vientrudo, pensando en las cosas de dinero, digo –no, yo no voy a decir que soy Jesucristo Hombre, eso me va a traer persecución, se me va a ir gente-, como se han ido gente, gente que no están cimentadas. Hay personas que han estado aquí 10 años. Pero, se cumple lo de los trabajadores de la viña, que unos llegaron a las ocho de la mañana para salir a las cuatro de la tarde y  otros llegaron a las tres de la tarde a trabajar. Dormilones, ¿verdad? Llegar a las tres para salir a las cuatro, una horita al día. Oye, y cobraron lo mismo.

 

Hay personas que llegan últimos y dicen: -Mira, yo sabía que él era Jesucristo, nadie puede hablar como él habla si no fuera Jesucristo. Esos son los nuevos. Los viejos son los que dan problemas.

 

Pero entonces, los que llegaron a trabajar a las ocho, a las tres de la tarde, ya el cheque les está llegando y se van a las tres de la tarde. Mira, qué negocio más flojo. ¿Tú sabes lo que es tú estar trabajando desde las ocho hasta las tres, y cuando ya llega la recompensa te vas a ir a tu casa?

 

Espera un poquito más. ¿Verdad? Como dice la canción: Espera un poco, un poquito más ♪♪♪  ¡Espera! Oye, porque tantas verdades y de momento… (Aplausos)

 

Entonces, ¿sabes lo que yo he estado haciendo aquí en estos treinta, treintaicinco minutos?  Yo he estado mediando.

 

Dice que Jesucristo Hombre es mediador entre Dios y los hombres. Pues, yo he estado mediando entre nosotros, explicando, porque para mediar hay que explicar.

 

“Hay un solo mediador”, antes pensábamos que era y que la Virgen María. ¿Te acuerdas cuando éramos religiosos? ¿Que era la que mediaba? Y, entonces, la Virgen María, tú le hablabas a ella bien bonito y ella iba dónde el hijo y entonces, el hijo iba donde el papá –mira, que mami dijo que hay que ayudar a esta familia-. Jajaja.

 

Pero, “hay un solo mediador entre Dios y el Hombre Jesucristo Hombre”.  Amén. (Aplausos)

 

Así que, yo cierro con estas palabras: Hay dos manifestaciones para la venida del Señor; primero es la aparición terrenal, necesito un cuerpo para poder aclarar lo oculto de las tinieblas, para poder explicar el evangelio de la gracia, para poder confirmarte con el evangelio de la Incircuncisión que Pablo dijo –que ese día vendrá uno que os enseñará-. Así que, esa es la primera aparición, en un cuerpo físico.

 

Hay personas que me han dicho: -Bueno, si tú eres Jesucristo sáname ahora mismo. Tócame.

 

Y yo le dije: -No tientes al Señor, chico. Mira, si yo me voy por esas escaleras, me va a doler, porque yo estoy en carne.

 

Ellos esperan que Jesucristo sea una cosa de milagros y situaciones. No, yo si  yo no miro bien y me voy por ahí, me parto un pie y tengo que enyesármelo, como te lo enyesas tú, porque en carne todos somos iguales. Igual que a Jesucristo le daban una bofetada, lo sentía. Si lo herían, botaba sangre.

 

Tú tienes memoria cuando Jesucristo dijo –miren, la carne para nada aprovecha-, estaba hablando de su carne. Ahora, el espíritu es el que da vida, dice -las palabras que yo, no mi carne, las palabras que yo os hablo son espíritu y son vida.

 

Entonces, tú pones los ojos en mí y dices: -No, él no puede ser Jesucristo Hombre. No puede ser. Mira, está, no, no, a mí algo no me cae bien de él. Seguro, estás mirando en carne.

 

Ahora, cierra tus ojos y escucha. Y, si cierras tus ojos, no ves la carne, vas a escuchar el mensaje, y vas a decir -eso es el mensaje que Jesucristo Hombre iba a traer-, pero tienes que quitar la vista de mí, si la pones en mí (realizó signo de desaprobación). (Aplausos)

 

Hay gente que se pasa mirándome. Yo no me acerco mucho, por eso, porque entonces me conocen y de momento ven algo de mí, ven que comí de más, llevaba hambre ese día, imagínate. O algo, puede pasar algo, verdad, de momento una cosa que te decepcione. Quizás tú estás acostumbrado a una cosa y de momento, yo lo hago de otra forma, y dices –ah, no, no, no me gustó-.

 

Usted no ve que el débil en la fe, lo que mira es carne. Los débiles en la fe son personas que juzgan por lo que ven los ojos, ahí es a donde está la debilidad.  Ahora el espiritual, el maduro, siempre tiene la vista en lo que está escrito, en las evidencias y eso aplica en todo.

 

Por ejemplo, tú dices: -¿Cómo yo me siento?

 

Y, entonces si tu trata con el sentir tuyo, de momento empiezas, y te engaña, el sentir. Entonces, tú no puedes vivir por lo que tú sientes. Tú tienes que buscar otras convicciones.

 

Mire, yo hoy disfruto de los mejores días de mi vida. Ahora, ¿por qué? Porque me estoy muriendo, muriéndome no, yo estoy más que muerto, a mí no me importa nada, yo no me preocupo por nada es increíble que a estas alturas yo esté en una situación que nada me ocupa.

 

Y, cuando usted tiene convicciones firmes, usted no se defiende. Si están hablando de usted en el trabajo –tranquilo, que yo soy martillo y si soy martillo del cielo me caen los clavos.

 

Usted nunca se defienda, porque la defensa lo que hace es que empeora la situación. Usted, quédese tranquilo.

 

Yo no soy destructible, porque lo que yo predico -no es por mí, yo carne soy destructible-, pero los conceptos que Dios me ha revelado son indestructibles. No hay hombre que se pueda meter con este ministerio que sobreviva. Nadie. (Aplausos)

 

Y, si usted y los que me oyen por internet, están en este ministerio y usted tiene estas convicciones, todo lo suyo no hay quien lo toque. Usted está firme y sus convicciones le van a dar larga vida y le van a dar tranquilidad, porque ese es el material que usted está comiendo. (Aplausos)

 

Dice que descansarás, dice que si te acuerdas de tu pasado, te acordarás de él como aguas que pasaron,  aguas pasajeras. Vas a vivir en reposo. (Aplausos)

 

Mira, va a haber un manto sobre ti, un cuidado, que tú sientes los ángeles en lo mínimo. Y, ese cuidado es tan lindo que tú no te da miedo ni las enfermedades, porque tú dices -pues si me tengo que morir, pues me muero, y si no, esa misma cubierta que yo tengo-, así es que yo funciono.

 

Y, mira, a mí no hay enfermedad que se quede más tiempo conmigo. Es más, los otros días yo me estaba acordando, que yo me di un golpe en un pie y estaba medio cojito. ¿Ustedes o lo notaron alguna vez? Bueno, aquí yo trataba de no cojear, para que ustedes no se dieran cuenta. Pero, yo me di un golpetazo que cuando cogí ese aeropuerto, ya llegando al gate, ya yo estaba un poquitín y me dolía ese pie, pero de una forma tremenda, porque me di duro y parece que me lastimé en el interior. No hubo sangre ni nada, pero estaba que no aguantaba ese pie, llevaba tres meses.

 

Y, yo ahí  –oye, tú sabes que estoy cojeando, me duele ese pie-, que a veces me latía y se me hinchaba el pie, que bueno eso era una tragedia. Yo, para pasar al público, yo tenía que esperar un buen tiempo en lo que se me aliviaba ese pie. Me untaba sal de higuera, me untaba crema, agua caliente, bueno qué yo no hacía, para que ustedes no lo notaran, porque este cuerpo es un cuerpo de humillación. Y, tú sabes que los otros días me di cuenta y dije –mira, estoy sano, se me fue. Ni me di cuenta.

 

Porque, mira, la sanidad en ti, cuando tú reposas y lo confiesas, entonces tienes tanto reposo que hasta te olvidas ya mencionarlo, no la mencionas más, porque estás en un reposo de conformidad.

 

Es como si tú vivieras en un desierto y entonces tú estás buscando una hamburguesa con una coca cola, y algo te dice -aquí no hay hamburguesa ni coca cola, así que no esperes eso-. Entonces, llega el momento en que tú no lo buscas más, y si de momento se te aparece, hello, de dónde apareció esto.

 

Pues, así es que este reposo me lleva a mí, y me sana. Usted no sabe de las cosas que el Señor me ha sanado a mí, cosas que hay gente tomando tratamiento por ahí de gente que se meten en televisión a dar tratamiento de todo. Y, yo digo: -Bueno, yo lo veo muy bonito y se ve muy bonito, y a veces me ayudo, eso sí, vitaminas y cositas que ayudan-, pero fuera de eso, la cubierta. Diga: LA CUBIERTA.

 

Si tú eres humilde y eres manso y te sometes a lo escrito, yo te garantizo a ti que tú vas a pasar el resto de tu vida, los mejores días de tu vida. Los mejores días. Vas a poder disfrutar y vas a poder estar tranquilo, porque está cubierta es verdadera, los ángeles son verdaderos. “Todo aquel que me confesare delante de los hombres, el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de su Padre. Y, esa es tu confesión. (Aplausos)                       

                                         

 


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